domingo, 20 de noviembre de 2011

GRACIAS, DOCTOR SACKS

Una pianista que poco a poco pierde la capacidad de leer solfeo. Una galerista, creo recordar, que deja de hablar y sustituye el lenguaje hablado por signos y un libro con palabras grandes y separadas. Un escritor que deja de leer y que tiene grandes dificultades para escribir, que se recupera, en parte, a través de los movimientos de su lengua. Un psiquiatra famoso incapaz de reconocer caras... Toda una galería de personas que desfilan a través de las páginas del nuevo libro del profesor Oliver Sacks, "Los Ojos de la Mente", editorial Anagrama.

Con toda su humanidad y perspicacia este autor ha hecho de las historias clínicas un arte del relato. Nos descubre la complejidad del cerebro, sin desdeñar la información de las máquinas lectoras del cerebro, apoyándose en las conversaciones, sin diván. Nos parece acabar conociendo a sus pacientes. Incluso podemos reconocer algunos de sus rasgos neurológicos en nosotros mismos. (Poco recomendable si el libro que estás leyendo es "Un Antropólogo en Marte").

No he terminado el libro pero quería compartirlo con vosotros. Lo leo despacio, nada de prisas. Como recordaba Eduardo Mendoza en su última novela, mientras se ponía zarzuelero: "Los caminos que van a la gloria, son para andarlos con parsimonia".

Si os animáis a leerlo que disfrutéis de este buen hombre que nos regala su sencillez y sabiduría en cada libro suyo.
Besos y abrazos.

martes, 1 de noviembre de 2011

"EN CAMISAS DE ONCE VARAS"

Espero no arrepentirme de escribir esta entrada pero siento que debería plasmar algunas reflexiones sobre el cerebro femenino y masculino.
No es fácil saber si uno es más machista de lo que él mismo cree. Supongo que a muchos nos gustaría ser correctos de "pensamiento y palabra" aunque de obra es otro cantar. La mayor parte de la responsabilidad de la casa cae en el ámbito de mi mujer. Creo que es, en parte, porque viajo bastante por motivos de trabajo. Eso no significa que haya tareas en casa que no haga. Creo que hago todas las tareas. Algunas me gustan más que otras pero no rechazo ninguna (incluido planchar). He tenido jefas sin ningún problema. No quiero exponer "méritos", sólo convencerme a mi mismo de que no soy mal tipo.
El otro día en un curso hice algunos comentarios que no cayeron bien a la mayoría de las mujeres y que, afortunadamente, me lo hicieron saber. Aunque en algunos no tenía la más mínima intención de ofender parece que lo logré. Y entiendo que, desde la perspectiva de otras personas podrían no ser afortunados. A pesar del tono humorístico. Eran comentarios muy suaves, algo reconocido por las mujeres que me lo comentaron. Hice bastantes comentarios sobre la torpeza vital de los hombres, la mayoría ejemplarizados en mi propia experiencia pero entiendo que una cosa no borra la otra.
Algunas de las quejas vinieron porque diferencié entre el cerebro de los hombres y el de las mujeres lo que me dejó pensativo y triste. Desde que leo temas sobre el cerebro he leído las diferencias que se dan entre ambos cerebros sin pensar, en ningún momento, que de ahí podían justificarse otras diferencias. Es cierto que usé un vídeo de Youtube de un humorista que trata de estos temas. Vídeo que a la mayoría de la gente le parece gracioso, aunque es cierto que la voz que pone cuando representa a la mujer es chillona y desagradable. Los hombres también quedamos malparados como zombies cerebrales. (No vuelvo a poner el puñetero vídeo).
Creo que negar las diferencias entre ambos cerebros es un error. Igual que es un error pensar que eso invalida a nadie para nada. Me parece que la dominancia entre hemisferios es más potente que la diferencia entre cerebros de hombre y mujer. De los que entiendo que podemos encontrar muchas excepciones a los modelos propuestos por la ciencia como cerebro femenino o masculino.
Creo que tratar cualquier tema con cierto humor es necesario. Lo digo mejor al revés, un tema que no admita nada de humor es un tema peligroso. He asistido a conferencias de supervivientes a campos de concentración nazis en los que contaban anécdotas graciosas de las que todos, a pesar del pasmo inicial, nos.reíamos. Sin humor corremos el peligro de ser "talibanes mentales". Lo que no es bueno para nada, ni nadie.
Reconozco que el tema del cerebro femenino y masculino puede facilitar "munición" con la que justificar algunas burradas en entornos en los que les cuesta mucho ascender a las  mujeres por sus propios méritos. Que la posición más tradicional puede apoyarse en estos datos para justificar el techo de cristal. No es mi caso. Tendré más cuidado con estos temas pero tampoco quiero callarme cuando alguien pregunte por ellos.
Entiendo que la tensión entre lo que es y lo que debe ser en las organizaciones hace que el tema sea delicado y por lo tanto habrá que tratar el tema con cuidado y delicadeza.
Terminar recomendando los libros de Louann Brizendine, una experta en estos temas y sobre el cerebro masculino cuenta una broma de sus amigas sobre si "saldría un libro o un folleto".

Lamento no haber escrito nada durante octubre.

Besos y abrazos a todos.