domingo, 18 de julio de 2010

¿CEREBRO DE VACACIONES?

Las vacaciones son para el ocio. Aunque con esto de la crisis tengo más ocio del que es conveniente. ¿Entrenas a tu cerebro cuando estás de vacaciones? Me preguntaron el otro día en una charla. Mi respuesta inmediata fue: "No". Con la coherencia que caracteriza la realidad respondí un poco más tarde: "Bueno, sí". Mi interlocutor puso cara de "¿en qué quedamos?" Creo que las vacaciones están para hacer cosas distintas. A pesar de que me gusta mucho mi trabajo. En verano hay otro ritmo -siesta incluida- otras conversaciones con amigos y clientes...
Ver la exposición de Turner me resultó impactante. Sobre todo un estudio pequeño sobre la luz de la luna. Me pareció atrevido, irreal y realista a la vez. Ganaba cuando cambiabas de perspectiva. Que gozo para la vista y, por lo tanto, para el cerebro.
Confieso que escuchar un requiem me relaja. Siempre he pensado que es una faena que en tu funeral no puedas escuchar una música que parece escrita para dar consuelo. Me encanta el de Cristóbal de Morales, por ejemplo. Creo que es un bálsamo para el cerebro dejarte llevar por esos paisajes emocionales que crea la música.
Al bañarme en el mar, uno que vive en Guadalajara y no sabe lo que es un remo, noto la sal limpiando la piel, la arena en los pies, el sol. Creo que mi cerebro percibe muchas sensaciones a las que tiene acceso de vez en cuando. Y me envía a la infancia y a un paisaje surrealista como el que aparece en ciertos sueños.
Al tomar una comida atrevida y sabia, en La Tasquita de Enfrente, las endorfinas se disparan y me parece ver el cerebro iluminado y lleno de carcajadas como un niño. Por no hablar de la líbido.
Rodeado de árboles y oxígeno, advirtiendo los matices de un mismo color, los juegos de sombras y luces. Me siento perdido entre tanta naturaleza. Siento olores antiguos y mi olfato reclama su presencia.
Cuando miro a mi mujer con ojos nuevos, consciente de que la admiro y de que mi mano la desea. Una sonrisa viene a mi cara y me hace más guapo... aunque la culpa es de ella.


En fin que de dar vacaciones al cerebro ni hablar. Le damos vacaciones cuando nos empeñamos en hacer todos los días lo mismo, en no dar una posibilidad a otras formas, una cierta sorpresa, cuando no me quito la máscara. Ahí sí que estoy dando vacaciones a mi cerebro. En el sentido más oscuro y perverso de la palabra.


Que tengamos unas buenas vacaciones. Besos y abrazos.

martes, 6 de julio de 2010

DECÁLOGO DEL CEREBRO EN LA EMPRESA 3.

Voy a terminar este decálogo que con los calores de junio no dan ganas de escribir nada. Que mi amigo pueda dormir tranquilo.

7. Cuide la comunicación a los dos hemisferios.  Cuando la empresa o un mando hacen cualquier tipo de comunicación a un grupo deben de tener en clave la dominancia cerebral. Muchos mensajes se lanzan sólo en clave numérica, apta para los hemisferios izquierdos pero imposible para los hemisferios derechos. Otros mensajes se centran en los ejemplos e historias y les sucede lo contrario. Los mensajes hay que enviarlos en diversas claves y dos de ellas son las dominancias cerebrales.

8. Si quiere I+D+i necesita del hemisferio derecho. La manía de jefes y seleccionadores de buscar colaboradores clónicos es agotadora. Se crean departamentos tan homogéneos que ya sabes cuáles son los aciertos y errores de todos sus colaboradores... y la perspectiva única con la que van a mirar todos los temas.
Muchas empresas quieren fomentar la I+D+i y se encuentran que desde el hemisferio izquierdo se puede innovar pero rara vez romper los esquemas y sorprender con algo muy novedoso. Si no cuentas con hemisferios derechos tus planteamientos serán correctos... pero sólo eso. La creatividad sale del desorden y del conocimiento "inútil". ¿Lo está fomentando en su organización?

9. Facilite el entrenamiento cerebral. Hacen falta cursos sobre metodología, sobre la aplicación del cerebro a la creatividad, al mando, a la negociación, a la venta. Estamos perdiendo una gran cantidad de recursos por empeñarnos en negar la neurocultura. No tenga miedo a ese tipo de cursos. Tendría éxito asegurado.

y 10. Prescindir de los mayores es prescindir de la sabiduría. Me asombra cómo las empresas prescinden de personas de más de cincuenta y cinco años con esa alegría. A la calle, a vivir del estado. Cuando están en condiciones de hacer grandes aportaciones por su conocimiento de la organización, por su falta de aspiraciones a puestos mayores, por su falta de miedo... Todos fuera. Y se dan situaciones de empresas que se han quedado amnésicas de su propia historia y de  parte de su tecnología. Viva la estupidez.

Y aquí termina este decálogo veraniego. Ojalá podáis aplicar algunas de las ideas.

Besos y abrazos.