lunes, 15 de febrero de 2010

¿ESTÁN TODOS LOS DIRECTORES GENERALES LOCOS?

Lo cuento como sucedió. Estábamos bastantes personas comiendo alrededor de la mesa. No había tema concreto. Estábamos directores generales, directores, altos cargos, especialistas, consultores y "gentes de mal vivir". Llevábamos un rato quejándonos de este Madrid que nos ahoga en sus prisas, de la falta de educación que invade todo, de lo poco detallista que es la gente... En fin, que lo que estábamos sentados teníamos una cierta edad, más que una edad cierta. De repente alguien se quejó con mucho sentimiento y mucha amargura. "¿Es que están locos todos los directores generales?" El dolor de la queja nos detuvo a todos. Nos miramos. De repente una casacada de burradas perpetradas por los CEO se desparramó sobre la mesa. Uno despidió a un colaborador y después le invitó a cenar a su casa. Otro se plantó en el despacho de otro y le disparó a quemaropa: "Te voy a despedir porque eres un vago que sólo haces mierda". Eran las diez de la noche de un jueves y el vago estaba trabajando. Otro cambió el coche de empresa, un Audi "no recuerdo qué" por un Seat Ibiza, en un acto de crueldad innecesaria. Otro en plena paranoia despidió a medio comité de dirección... y acabo aquí.

Por un momento nadie defendió a los Directores Generales que parecían ser el centro del odio de la mayoría de los presentes. Uno comentó que no es posible llegar a la cumbre sin dejar "un reguero de cadáveres". Nos quedamos un poco asombrados porque no sabíamos si hablaba como cadáver o como el director general que era.

Otros apuntamos que al trabajar con la parte límbica debido a las prisas y la presión las respuestas eran limitadas: agresión o huida. Muchos apuntaron que así se comportaban sus directivos: o no estaban o estaban repartiendo golpes a diestro y siniestro.

Otro comentario decía que "detrás de todo perro que ladra hay un niño que llora", otro lo tradujo: "todos los cabronazos son muy sensibles" Las dos caras de la misma moneda. Paranoia, bipolar, esquizofrenia... casi todas las enfermedades mentales desfilaron en la mesa.

El tópico de la soledad del manager se encontraba presente. Los coroneles no tenían quién les defendieran. Sólo uno se atrevió a decir que su director general obtenía buenos resultados y era buena persona. Tuvo suerte, todo el mundo ignoró su comentario.

Yo no sé qué pensar. Me limito a describir. Se me quitaron las ganas de ser director general y me destrozaron el café.

Besos y abrazos

domingo, 7 de febrero de 2010

GRACIAS, ROGER BARTRA

No es la primera vez que en este blog se cita al antropólogo Roger Bartra, pero sí era la primera vez que hablaba con él. He estado en México para dar un curso de Neuromanagement y pude acceder al correo del profesor Bartra para solicitarle una entrevista. Muy amable me la concedió (gracias también a Jorgina). Así que en su despacho de la UNAM, la universidad estatal de Ciudad de México, estuvimos "platicando". Su libro "Antropología del Cerebro" me impactó mucho, aunque lo leí después de escribir el mío y no lo incluí en la bibliografía, claro. La tesis principal del profesor Bartra es que existe un exocerebro formado por el lenguaje y los símbolos. Un cerebro con sus funciones y que complementa, como una prótesis, al propio crerebro. Yo me considero cerca del construccionismo así que esa tesis me resulta de lo más razonable. Lo que no conozco bien son todas sus consecuencias aunque el autor me comentó que sigue trabajando sobre el tema.

La amabilidad del Roger Bartra, su erudición, su humildad hacen que te quedes mudo ante la presencia de un hombre imponente y, a la vez, cercano. Uno no puede más que reflexionar sobre lo que me queda por aprender y la calidad de mis reflexiones. Otro punto importante es que el cerebro no es de nadie. Sí claro, los neurólogos son los especialistas pero cada perspectiva enriquece el tema. Respeto las conclusiones de los especialistas sobre cómo funciona el cerebro... claro que lo de las consecuencias es otro cantar.

Sólo animaros a que leáis a Roger Bartra en cualquiera de sus libros y enriquezcáis los engramas de vustro cerebro.

Gracias profesor Bartra.

Besos y abrazos