miércoles, 27 de noviembre de 2013

FOCUSING NEURONAS Y MÚSICA

(Disculpar, he tenido un problema para cambiar la cuenta y poder entrar en el blog).

El focusing es una técnica desarrollada por Eugene Gendlin en los años setenta. Este hombre, que está vivo, fue discípulo y colega de Carl Rogers. Desarrolló una técnica para trabajar con la "huella corporal" que deja lo que nos sucede en la vida en nuestro cuerpo. "Tú eres al que le suceden las cosas pero no eres las cosas que te suceden". No quiero profundizar en el focusing solo destacar que es una conversación en la que una persona acompaña, con su presencia, preguntas, reflejo..., a otra que enfoca en su reacción corporal.
Una huella corporal que según Gendlin  al ser enfocada crea la "sensación sentida". El trabajo con la sensación sentida hace que esta evolucione y cambie. En ese momento se libera una gran energía y la persona puede volver a tratar temas que estaban estancados. Lo más curioso, desde mi punto de vista, es que la persona que acompaña sí conoce la sensación sentida del que enfoca pero no el hecho que la ha motivado.
En casa tenemos aficionadas a la música. A veces, al "enfrentarse" a un concierto o a una prueba tienen miedo y eso les crea inseguridad, estrés... Creo que el focusing es una buena herramienta para trabajar con estas sensaciones sentidas y desbloquearlas. No he hecho más que las primera pruebas pero los resultados han sido buenos.
Aunque Gendlin no las mencionan estoy seguro que son las neuronas, en especial las del intestino delgado, las que ayudan a crear la sensación sentida. Creo que es importante armonizar el focusing con los descubrimientos de las neurociencias. De hecho el Instituto de Focusing de Nueva York ha publicado algunos estudios y reflexiones.
Habrá que seguir con ello.
Besos y abrazos

viernes, 27 de septiembre de 2013



Me aburro ami mismo cuando me justifico diciendo que lamento no actualizar más el blog porque tengo el cerebro en la tesis doctoral. A pesar de mi aburrimiento no deja de ser menos cierto. Soy un escritor vago porque me gusta mucho leer. Libros técnicos y novelas... de vez en cuando poesía (de pocos poetas, la verdad sea dicha). 
Hoy he estado en la librería Marcial Pons en la calle Bárbara de Braganza, mi librería favorita por los libros y, sobre todo, por la gente. Me ponen al día de las novedades así que he comprado el último libro de Goleman. Menos mal que esta vez no se trata de un refrito si no de un libro original. Su título "Focus" y lo ha editado Kairós que es una editorial de lo más interesante. Como os podéis imaginar no le he echado más que un vistazo por encima y he leído algún tema suelto. ¿Dónde poner la atención para lograr que las organizaciones mejoren? Este parece el tema del libro.
Ya sabéis lo que dicen los neurólogos (y los budistas antes) que para el cerebro solo existe aquello sobre lo que pongo la conciencia, es decir, aquello que enfoco. Seguimos en contacto.

Besos y abrazos.

sábado, 27 de julio de 2013

MIRADA TÉCNICA, MIRADA HUMANISTA


(En el mes de junio tuvimos bastante trabajo. Menos mal, ya era hora. Julio, el mes, dediqué tiempo a la tesis doctoral. Sobre todo a transcribir las entrevistas que es un trabajo que roza la tortura. Hoy he visto el calendario y me he dicho: "otro mes sin publicar en el blog NO". Aquí me tenéis con un tema periódico que vuelve a dar vueltas a la cabeza).

Me vuelve a preocupar la perspectiva con la que abordamos los problemas. Parece que sufrimos una especie de lobotomía a la hora de analizar un problema, del tipo que sea.

Por un lado una perspectiva técnica: como si todos los problemas fueran mecánicos, eléctricos, informáticos... técnicos. Si tiene solución ya está. Esta perspectiva tiene muchas ventajas y debe formar parte de la solución pero también tiene inconvenientes. Solo nombraré tres. Primero: Obvia las emociones, los sentimientos... todo eso son chorradas que se curan al dar con una buena solución o con el tiempo. Segundo: Lo importante es la cifra general. Si solucionamos la cifra general solucionamos el problema individual. Si la economía crece el paro desaparecerá. Además se ponen en plan oriental: "Lo que es bueno para el enjambre, es bueno para la abeja, pequeño saltamontes". Tercero: Los casos particulares no importan, que se busquen la vida.

La perspectiva humanista es la contraria: Quién está implicado. Como podemos solucionar el problema con el menor daño posible. La persona y su excepción es el punto de partida. "No hay enfermedades, hay enfermos".

Cual es la tragedia de estas dos perspectivas: llevan a soluciones muy distintas. Que se excluyen y se ignoran, lo que no deja de ser un error. Ambas perspectivas son importantes para encontrar buenas soluciones, para evitar que el problema nos rebote unos años más tarde con una virulencia más salvaje.

Así que usemos los sistemas 2 o lentos (ver Kaheman) para analizar los problemas y usemos ambos cerebros, ambas perspectivas.

Besos y abrazos

miércoles, 22 de mayo de 2013

ESTRESORES PARA EL CEREBRO




Estoy disfrutando con la lectura de "Antifragil" de Nassim Nicholas Taleb, editorial Paidós. Define un "nuevo" concepto, antifragil, como aquello que se desarrolla en entornos impredecibles. "Le encanta lo aleatorio y lo incierto... adora los errores... La antifragilidad tiene la singular propiedad de permitirnos afrontar lo desconocido, de hacer cosas sin entenderlas , y hacerlo bien". A mi me suena a la manera en la que trabaja el hemisferio derecho, más caótico, más creativo.
Taleb también comenta el problema de la ética: "no gozarás de antifragilidad a costa de la fragilidad ajena". (No tengo la intención de hablar de política pero ayer escuché una información y una entrevista que me dejaron muy enfadado. En el "INEM de Madrid", aunque ya no se llama así, hacen las ofertas de trabajo a personas que cobran subsidios y no a los parados de larga duración o a personas con poca formación académica. De esta manera son más eficaces,  dice con su habitual caradura un cargo del PP. Se refiere a que se ahorran un subsidio pero no dicen que a otras personas, las que más lo necesitan, las condenan a la miseria. Es un acto de crueldad. A las personas que se les ha ocurrido tan genial idea deberían quitarles el sueldo, sus ahorros -que seguro que los tienen- su casa, dejarlos tirados en la calle porque eso crea riqueza y alimenta un sistema más antifrágil. Hay que ser canallas y miserables).
Taleb sostiene de que los excesos de cuidados crean personas y sistemas frágiles. El libro toca muchos temas y algunas manías del autor. Su cultura es grande y leerlo es un placer.
Necesitamos estresores para el cerebro... en la dosis adecuada. Se me ocurría pensar en pequeños y grandes estresores. Entre los pequeños podemos incluir los sudokus, las sopas de letras, los juegos matemáticos, la gimnasia cerebral... Entre estresores de mayor calado podemos incluir la meditación, cierto tipo de deportes, carreras de resistencia, por ejemplo...
La vida nos ofrece estresores que son demasiado intensos y pueden "anular" nuestro cerebro. Como señala Csikszentmihalyi cuando los desafíos desbordan en exceso a nuestros recursos caemos en ansiedad y angustia. A veces el impulso es enorme. Aparece la imagen de una persona que se refugia debajo de su paraguas ante la ola gigantesca de un tsunami. Aún así el cerebro reacciona y se "reprograma", encuentra recursos impensables tras un periodo de duelo.

 Habrá que confiar en nuestros recursos aunque estemos atravesando un desierto. Mientras tanto podemos entrenarnos con estresores que tengan la dosis adecuada.

Besos y abrazos.

domingo, 5 de mayo de 2013

OBVIO

Acabo de leer noticias. Muchas de ellas económicas. Y me asalta una obviedad.
Errores de cálculo
Hojas excel mal diseñadas, incompletas
Empresas que se hunden
Personas al paro
Casas perdidas a medio pagar
La clase media desapareciendo
Medidas económicas que no funcionan
Medio ambiente deteriorado
Enfermedades "sociales"
Chorizos ilustrados

¿De verdad que usamos el cerebro?

Besos y abrazos.


viernes, 19 de abril de 2013

"INCÓGNITO"

Estoy leyendo "Incógnito" de David Eagleman (editorial Anagrama) un libro que trata de demostrar que cuando tomamos una decisión "el plato ya está cocinado". El libre albedrío para los libros de filosofía.
Lo que más me gusta del libro es que habla del cerebro sin mencionarlo. Claro que lo menciona pero pone unos ejemplos muy de la calle (Mel Gibson haciendo comentarios antisemitas a un policía judío que lo detiene por ir cargado de alcohol). No hay una sola referencia, por ahora, a neurotransmisores a pesar de que el autor es un neurocientífico.
Es un libro para desengrasar, ameno y muy didáctico. Hace pensar sobre el papel que juega el cerebro en nuestra vida... ¿o debo decir su vida?
Besos y abrazos

viernes, 8 de marzo de 2013


Aquí estoy pegándome con la tesis doctoral y escribiendo poco en el blog. El otro día comentando con unos conocidos lo de la tesis uno de ellos, menor de veinticuatro años y, por lo tanto, con el cerebro sin acabar, me preguntó con cierta rechifla: "¿No eres un poco mayor para seguir estudiando?" Me lo tomé a broma que supongo que era la intención de mi interlocutor pero al día siguiente la frase seguía dando vueltas en la cabeza. No tanto por mi situación, espero seguir estudiando muchos años más, si no por una frase de cuyo autor no me acuerdo; venía a decir algo así como que en España éramos muy rígidos con respecto a lo que se puede hacer según la edad y eso era muy peligroso para el cerebro. Siento no acordarme del autor porque es uno de mis asiduos pero mi memoria de fuente es poco fiable.

Eso de que hay edades para cada cosa me suena muy victoriano, muy del régimen, del miedo al qué dirán y eso de la vergüenza ajena. Cuando pienso en las personas mayores que son sabias en lo que hacen y un ejemplo para todos. Disfruto siguiendo los ascensos a los ocho miles de Carlos Soria a su "avanzada edad". Me asombro de una pareja que ya jubilados a la edad de sesenta y cinco años siguen corriendo quince kilómetros casi todos los días. La edad adecuada para hacer algo es un cliché cultural que solo juega en nuestra contra. Dejemos que nuestro cerebro decida qué edad tiene y pongámonos retos y desafíos. ¿Os imagináis un planeta en el que los años duren setecientos treinta días? Pues eso.
Besos y abrazos.

sábado, 2 de febrero de 2013



He tenido la suerte de estar una semana de Bogotá, Colombia. He estado colaborando con Bancamía que es una entidad de micro finanzas que está realizando una buena labor en la lucha contra la pobreza. Estuve impartiendo unos talleres sobre coaching y dando unas charlas sobre neuromanagement. 

Dado que es un blog de neuromanagement me centraré en la reacción de los participantes ante este tema. Como siempre interés por la potencia que parece desplegar el cerebro y también sorpresa por la influencia que tiene en los temas de liderazgo. La energía del cerebro es de tal potencia que nos es difícil concebirla. La influencia sobre el liderazgo es invisible porque pensamos desde ella. 

Una vez que se van conociendo las influencias se produce un fenómeno que es la sonrisa de la gente cuando describes los distintos cerebros que existen y cómo se comportan. Los reconocen en los otros y también en ellos mismos. El cerebro nos modela, queramos o no. Lo que es una inconsciencia es no querer darse cuenta de este hecho.

Pero a su vez la gente se queda sorprendida al ver que el otro se ve influido por la manera en que su cerebro incorpora la información del entorno y devuelve información al mismo. "No sabe hacerlo de otra manera", "no lo hace adrede" son expresiones de la gente que se da cuenta que está haciendo atribuciones que no son justas a personas a que hacen lo que pueden, aunque nosotros no lo haríamos así.

Como están haciendo evaluaciones de desempeño comienzan a ser conscientes del riesgo de evaluar con demasiada dureza a aquellas personas que utilizan lenguajes cerebrales distintos a los suyos. Me ha parecido percibir en Bogotá una preocupación genuina por no perjudicar al colaborador. Aquí somos más duros, vamos más a lo nuestro... creo.

Solo quería volcar unas reflexiones sobre la experiencia de compartir el neuromanagement con los profesionales de Bogotá. Y darles las gracias por estos días tan estupendos que me han hecho pasar.

Besos y abrazos.

sábado, 5 de enero de 2013

TÚ CONTRA TU CEREBRO Y TU CEREBRO CONTRA TI

Hay muchas ocasiones, sin llegar a la locura, en las que hay que plantearse que es posible que mi cerebro no me ayude en determinados aspectos. ¿De quién es esa voz que me desanima cada vez que se me ocurre una idea un poco arriesgada? Una voz que como saben los deportistas de élite aparece en los momentos más inoportunos y es capaz de desanimar a cualquiera. Es nuestro cerebro que se ha puesto a conspirar contra nosotros. A través de mensajes claros y contundentes nos anima a fracasar. "Te vas a caer", "volverá a salir mal". "No te la mereces"... Y al final logra que no acabes de creértelo y se cumpla la profecía que se auto cumple: te caes, fracasas o te dejan.
Conozco varias maneras de callar esa voz. La meditación es una de ellas. Centrándote en la respiración puedes enmudecerla o dejar de oírla que es algo parecido. Otra es pegar la lengua al paladar. Por lo visto el diálogo interno se traduce en micro movimientos de la lengua. Si la paras, se calla. La manera más eficaz que conozco procede del Focusing. El mensaje es malo pero la intención es mala. ¿De qué te quiere proteger el diálogo interno? Traduce su mensaje, ponlo en positivo. "Te vas a caer" por "agárrate bien". "Volverá a salir mal" por "prepárate bien, ten más cuidado". "No te la mereces" por "cuida la relación". A eso se le llama "traducir el diálogo interno".
Cuando notemos que se nos disparan las advertencias internas cuidemos el mensaje y cambiemos las formas. Que nuestro cerebro no conspire contra nosotros.
Besos y abrazos