miércoles, 22 de mayo de 2013

ESTRESORES PARA EL CEREBRO




Estoy disfrutando con la lectura de "Antifragil" de Nassim Nicholas Taleb, editorial Paidós. Define un "nuevo" concepto, antifragil, como aquello que se desarrolla en entornos impredecibles. "Le encanta lo aleatorio y lo incierto... adora los errores... La antifragilidad tiene la singular propiedad de permitirnos afrontar lo desconocido, de hacer cosas sin entenderlas , y hacerlo bien". A mi me suena a la manera en la que trabaja el hemisferio derecho, más caótico, más creativo.
Taleb también comenta el problema de la ética: "no gozarás de antifragilidad a costa de la fragilidad ajena". (No tengo la intención de hablar de política pero ayer escuché una información y una entrevista que me dejaron muy enfadado. En el "INEM de Madrid", aunque ya no se llama así, hacen las ofertas de trabajo a personas que cobran subsidios y no a los parados de larga duración o a personas con poca formación académica. De esta manera son más eficaces,  dice con su habitual caradura un cargo del PP. Se refiere a que se ahorran un subsidio pero no dicen que a otras personas, las que más lo necesitan, las condenan a la miseria. Es un acto de crueldad. A las personas que se les ha ocurrido tan genial idea deberían quitarles el sueldo, sus ahorros -que seguro que los tienen- su casa, dejarlos tirados en la calle porque eso crea riqueza y alimenta un sistema más antifrágil. Hay que ser canallas y miserables).
Taleb sostiene de que los excesos de cuidados crean personas y sistemas frágiles. El libro toca muchos temas y algunas manías del autor. Su cultura es grande y leerlo es un placer.
Necesitamos estresores para el cerebro... en la dosis adecuada. Se me ocurría pensar en pequeños y grandes estresores. Entre los pequeños podemos incluir los sudokus, las sopas de letras, los juegos matemáticos, la gimnasia cerebral... Entre estresores de mayor calado podemos incluir la meditación, cierto tipo de deportes, carreras de resistencia, por ejemplo...
La vida nos ofrece estresores que son demasiado intensos y pueden "anular" nuestro cerebro. Como señala Csikszentmihalyi cuando los desafíos desbordan en exceso a nuestros recursos caemos en ansiedad y angustia. A veces el impulso es enorme. Aparece la imagen de una persona que se refugia debajo de su paraguas ante la ola gigantesca de un tsunami. Aún así el cerebro reacciona y se "reprograma", encuentra recursos impensables tras un periodo de duelo.

 Habrá que confiar en nuestros recursos aunque estemos atravesando un desierto. Mientras tanto podemos entrenarnos con estresores que tengan la dosis adecuada.

Besos y abrazos.

domingo, 5 de mayo de 2013

OBVIO

Acabo de leer noticias. Muchas de ellas económicas. Y me asalta una obviedad.
Errores de cálculo
Hojas excel mal diseñadas, incompletas
Empresas que se hunden
Personas al paro
Casas perdidas a medio pagar
La clase media desapareciendo
Medidas económicas que no funcionan
Medio ambiente deteriorado
Enfermedades "sociales"
Chorizos ilustrados

¿De verdad que usamos el cerebro?

Besos y abrazos.