jueves, 30 de diciembre de 2010

PRUEBAS DE VIDA DEL NEUROMANAGEMENT

Si todo sale bien, lo que no es fácil últimamente, daré cursos de Neuromanagement en una escuela de negocios de cierto renombre y querida para mí, por ser antiguo alumno. Han aprobado el curso general y me piden que añada un caso real en el que el neuromanagement haya funcionado. No es fácil porque es muy nuevo y hemos dado cursos en diversas empresas en las que no hemos hecho seguimiento. Más allá de alguna nota espontánea por parte de algún participante agradecido... lo que es de agradecer. Así que he contactado con algunos de los encargados de los cursos y algún participante y os cuento alguna de las cosas que me han contado.


El primer efecto general es que muchos alumnos tienen más interés por el  cerebro y que aplican algunas cosas en su trabajo y en su casa. 
Muchos agradecen que no tengamos una postura "excesivamente determinista" a favor del cerebro, como otros autores. Somos escépticos de una variable única que explique todo. Eso incluye al cerebro. 


Pero descendiendo a terrenos más mundanos aquí termino el año escribiendo algunas "pruebas de vida".
Muchos vendedores han comentado que desde el curso han vendido a clientes a los que les era imposible vender. Eso es porque han cambiado su lenguaje y flexibilizado su punto de vista. Han entendido mejor a su cliente.
Muchos jefes asistentes al curso han entendido a personas que estaban en su equipo y a los que tenían declarada, poco menos que la guerra. Un vez más entendemos que las personas actúan en función de los "datos" que les proporciona su cerebro. No es mala leche. Entienden mejor a colaboradores, clientes, proveedores...
Otros destacan que desde el curso sus interlocutores les entienden mejor, se hacen entender mejor. Y eso sucede cara a cara o en presentaciones en público. También se debe al uso de varios lenguajes cerebrales. Hablan y matizan para distintos tipos de cerebro.
Otros me han señalado que son más hábiles a la hora de motivar. Que piensan más en cómo motivar a los otros que en motivarles como les gustaría que les motivaran a ellos. Un poco lioso pero clave para un mando. 
Por último algunos han destacado mejoras en el trabajo en equipo. Saben en qué momento de un proyecto deben exigir más a unos u otros. Es una aplicación estupenda.


Como verás no tengo un solo dato de los beneficios del neuromanagement pero sí tengo bastantes impresiones. Seguiremos investigando sobre el tema.


Aprovecho para desearos un Año 2011 fantástico.Que las cosas sean más fáciles para todos y que vuestro cerebro rinda al máximo posible. Muchas gracias, de corazón y cerebro, por leer el blog.


Besos y abrazos.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

COMPENSAR EL DOBLE


Llevo unos días intentando escribir y no encuentro el momento. Se acerca la Navidad y acabamos todos un poco enloquecidos.
He leído y ahora no encuentro la referencia (puede ser "Trampas Mortales" de  Motterlini o "El Ladrón de Cerebros" de Pere Estupinyá", ambos libros absolutamente recomendables) que cerebralmente necesitamos el doble de lo que perdemos para que nos calmemos. Si te quitan o pierdes un caramelo necesitas dos. Si dejas de ganar mil euros necesitas dos mil para que tu cerebro vuelva al estado anterior al de la pérdida.
No me gusta dar saltos de nivel explicativo. Creo que hemos de tratar de explicar lo que sucede en su nivel y si no podemos explicarlo cambiar de nivel pero parece lógico que hemos de buscar primero en el nivel en el que estamos. Recuerdo que un médico después de quejarme de mucha debilidad me dijo que estaba deprimido y me empezó a recetar algún milagro farmacéutico. Como me puse pesado me mandó hacer un análisis de sangre. Para sorpresa del médico, que no era malo, dió la cara una anemia muy fuerte. Primero tratar de explicar en el mismo nivel. Pero hoy quería saltarme un poco esta norma lógica.
Si es cierto que la pérdida de algo solo se compensa con el doble no me extraña que todos estemos deprimidos. La crisis económica nos tiene agotados. Ya no disfrutamos si nos va un poco mejor que el año anterior. Necesitamos cobrar el doble para encontrarnos bien.
Así que esa sensación de derrota y crisis va para largo, pero al menos tomemos conciencia de la trampa de ganar el doble de lo que hemos perdido.

A pesar de la crisis os deseo una fiestas estupendas y que en el Año 2011 conseguir lo que queremos nos cueste menos esfuerzo.

Besos y abrazos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

REFLEXIONES SOBRE EL FUTURO DE LO NEURO

Hace unos cuantos años comencé a hablar a amigos y colegas sobre el cerebro. Muchos de ellos eran colegas de la Facultad de Sociología. Lo primero que me hacían era etiquetar: genetista. Hay que reconocer que suena feo. Creer que los genes determinan todo es pecado mortal para los sociólogos, incluidos los de psicología social, que son los míos, para entendernos. Nunca defendí eso, pero meter al cerebro en una discusión sobre la exclusión social, por ejemplo, sonaba muy raro.
La semana pasada en Teruel (sí, existe, es muy bonito y tienes unos jamones que son la alegría de las endorfinas) dí una charla sobre Neuromanagement y nadie cuestionó nada sobre la influencia de la genética, en este caso a través del cerebro. Digamos que la ciencia ya no está contra la cultura. Creo que no son mundos distintos pero que poco a poco hay que acabar con el paradigma de genoma contra ambioma. 
Libros como los de Punset o Pere Estupinyá ("El Ladrón de Cerebros. Editorial Debate) saltan de un lado al otro de la barrera sin que sea un delito grave.


Creo que estamos en plena borrachera de lo neuro. El otro día me decía un amigo ateo que él creía en el cerebro. El caso es creer. "Y el Cerebro Creó al Hombre" da una cierta idea de lo crecidos que andan los sacerdotes de lo neuro. Aunque el propio Damasio señale la exageración del título en el propio libro. "El Fantasma de la Libertad" de mi admirado Francisco Rubia señala la imposibilidad de la libertad cuando hacemos lo que podemos con lo que nuestro cerebro "nos cuenta".


Pero creo que este dios se alimenta de su entorno. Que todo lo que recibe le condiciona la manera en la que interpreta lo que hay a su alrededor. No es tan omnipotente, aunque el yo no exista.


No es fácil expresar la perplejidad.