sábado, 2 de febrero de 2013



He tenido la suerte de estar una semana de Bogotá, Colombia. He estado colaborando con Bancamía que es una entidad de micro finanzas que está realizando una buena labor en la lucha contra la pobreza. Estuve impartiendo unos talleres sobre coaching y dando unas charlas sobre neuromanagement. 

Dado que es un blog de neuromanagement me centraré en la reacción de los participantes ante este tema. Como siempre interés por la potencia que parece desplegar el cerebro y también sorpresa por la influencia que tiene en los temas de liderazgo. La energía del cerebro es de tal potencia que nos es difícil concebirla. La influencia sobre el liderazgo es invisible porque pensamos desde ella. 

Una vez que se van conociendo las influencias se produce un fenómeno que es la sonrisa de la gente cuando describes los distintos cerebros que existen y cómo se comportan. Los reconocen en los otros y también en ellos mismos. El cerebro nos modela, queramos o no. Lo que es una inconsciencia es no querer darse cuenta de este hecho.

Pero a su vez la gente se queda sorprendida al ver que el otro se ve influido por la manera en que su cerebro incorpora la información del entorno y devuelve información al mismo. "No sabe hacerlo de otra manera", "no lo hace adrede" son expresiones de la gente que se da cuenta que está haciendo atribuciones que no son justas a personas a que hacen lo que pueden, aunque nosotros no lo haríamos así.

Como están haciendo evaluaciones de desempeño comienzan a ser conscientes del riesgo de evaluar con demasiada dureza a aquellas personas que utilizan lenguajes cerebrales distintos a los suyos. Me ha parecido percibir en Bogotá una preocupación genuina por no perjudicar al colaborador. Aquí somos más duros, vamos más a lo nuestro... creo.

Solo quería volcar unas reflexiones sobre la experiencia de compartir el neuromanagement con los profesionales de Bogotá. Y darles las gracias por estos días tan estupendos que me han hecho pasar.

Besos y abrazos.