lunes, 18 de julio de 2011

SABER ELEGIR

Es verano, calor, moscas, playa, recitales, horarios más relajados, charlas con los amigos, leer mucho... pero escribir más bien poco. Así que voy ha hacer referencia a lecturas que estoy haciendo sobre el cerebro. También leo otras cosas (sobre todo economía, a ver si me entero  por qué se ha montado este cacao). Por razones de trabajo estoy leyendo algunas cosas sobre la toma de decisiones. Creo que es un tema que está exagerado. "Eres el resultado de las decisiones que tomas", menos mal que se que la mayoría de las decisiones las toma mi cerebro y sin consultarme.
No es fácil definir qué es una buena decisión. Me hizo gracia la definición que da Bennis en su libro "Criterio", editorial Paidós. Es aquella que obtiene buenos resultados. No me extraña que pasen cosas como las de Enrom. Así que si tomo todo la pasta de la empresa, me la juego a la ruleta y gano, he tomado una buena decisión. Creo que no debemos de olvidar la ética que luego pasa lo que pasa.
En la manera que elegimos influyen muchos temas, incluido el cerebro, claro. Pero el factor cultural puede ser clave. Estoy disfrutando mucho con el libro de Sheena Iyengar, "El Arte de Elegir", editorial Gestión 2000. No lo he terminado. Plantea temas polémicos como el de las bodas elegidas por los padres. Creo que es partidaria, aunque ella no lo dice así. La manera en la que nos planteamos la preponderancia del individuo o del grupo es fundamental a la hora de elegir. Si pienso en mí o pienso en mi grupo. Occidente y oriente. Ya lo se muy simplificado.
Otro libro que trata del tema es "Cómo Decidimos" de Jonah Lehrer, en editorial Paidós. Más centrado en el cerebro. Menciona dos temas curiosos. Cómo nos anulan la voluntad de elegir al sobre-cargarnos la memoria   de trabajo. Eso lo hacen cuando el número de alternativas a elegir es muy elevado. Los bancos lo saben muy bien con sus Fondos. Demasiadas alternativas fomenta la deserción o el desear que otros elijan por nosotros. El segundo tema curioso es que para decidir nuestro cerebro entra en un diálogo interno entre varias partes del mismo. Básicamente el núcleo acumbens, ligado al placer, y la amígdala, ligada al peligro. Al final el resultado es uno pero hasta llegar allí hemos tenido en cuenta varios puntos de vista. No es de extrañar que Leon Festinger vinculara la disonancia cognoscitiva a la toma de decisiones.
Como casi siempre los análisis me parecen brillantes pero las soluciones que ofrecen son pobres: Consulte con más gente, duerma la decisión, deje pasar tiempo, apunte en un papel las ventajas e inconvenientes... y mientras tanto la cultura y el cerebro haciendo de las suyas.
Que tengáis unas buenas vacaciones (sea lo que sea eso para cada uno).
Besos y abrazos.