martes, 18 de marzo de 2008

Aunque no es mi intención "contar mi vida en capítulos" es algo que no puedo evitar. (Incluso en situaciones de lo más inoportuno). En la actualidad he comenzado los cursos de doctorado. No puedo asistir a muchas clases y eso me obliga a "negociar" con los profesores apra seguir adelante. Algo que no siempre consigo. No es que no entienda la obligación de asistir a las clases, pero creo que hay que hacer algunas consideraciones. Qué sucede con los alumnos que no podemos asistir a clases por diversas razones (trabajo, residencia lejana, viajes de trabajo, estar a cargo de un familiar...) ¿jamás podremos hacer un doctorado? Creo que deberían diseñar una "segunda vía" para estas situaciones sin que suponga un problema para el profesor, ni un agravio comparativo con los compañeros que pueden asistir de manera presencial. Podemos leer más, hacer trabajos más prácticos y usar el correo electrónico para complementar las clases a ls que podamos asistir. ¿Por qué no lo institucionalizan?
Pero, aunque este es el tema que me preocupa, no era del que quería hablar. Quería comentar la reacción de mis profesores cuando aparece el tema del cerebro en danza. Todos ellos están preparados en sus especialidades así que ninguno suele enfadarse cuando sale el tema de la influencia del cerebro. Sí es verdad que tratan de equilibrar una dimensión demasiado fisiológica o simplista de la conducta o de la interacción humana.
Creo que lo fundamental es que unas ciencias tienen más fácil meterse en el campo de otras. Por ejemplo Einstein da muchas opiniones sobre la sociedad y puedo estar de acuerdo o no con ellas pero las trato como una opinión, no como una genialidad. Si fuera un tema de física lo trataría con mucho respeto pero al ser un tema de otro campo me parece una curiosidad y rara vez una aportación. Cuando Gazzaniga habla de temas sociales me parece que a veces dice cosas muy erróneas y que el hecho de que sepa mucho sobre el cerebro no le capacita para hablar de temas sociales.
Cuando cito temas del cerebro procuro acudir a una autoridad y dejar mis "genialidades" a parte. A veces se me ocurren cosas sobre el cerebro pero las busco entre autores o no se me ocurre darlas por sentado. Me gustaría recibir una relación simétrica por parte de mis colegas del cerebro. Quizás el tema me "escuece" más porque en mi parte profesional me pasa lo mismo. Me dedico a los recursos humanos, aunque prefiero decir a la Dirección de Personas, y me encuentro con colegas de otras disciplinas dando su opinión sobre temas de personas como si tuvieran ciencia infusa. Yo creo que piensan: "como somos recursos y humanos" sabemos de esto. "La audacia es hija de la ignorancia". En especial algunos ingenieros que se creen que pueden sustituir a las personas por datos y las habilidades por competencias. Más les valdría aprender psicología del desarrollo o motivación si quieren hablar de personas en organizaciones. Lo peor de todos es que algunos profesionales de la dirección de personas se rinden a las tonterías simplificadoras de tabla y hoja de cálculo.
Si quieren opinar que opinen, si quieren especular que especulen pero que no nos traten con esa superioridad cuando apenas tienen idea de lo que están hablando. Más respeto para nuestros estudios, más humildad para su ignorancia y más afecto para las personas.

lunes, 3 de marzo de 2008

INCOMPRENSIONES MUTUAS

Un tema apasionante en el cerebro es cómo se relaciona con otros cerebros. Dentro de este tema, basándose en el modelo de Herrmann, Marie Joseph Chalvin desarrolló las incomprensiones mutuas. Cómo dos cerebros tienen una forma tan distinta de percibir el mundo y de ordenarlo que les cuesta mucho entenderse. Me parece que es una aportación estupenda. Ella lo describe en su libro "Los Dos Cerebros en la Escuela", editorial TEA. Cuando lo ví pensé que sería trabajoso traducirlo al mundo de la empresa pero me confundí. Fué tan sencillo como sustituir profesor por jefe y alumno por colaborador. Luego realicé una serie de entrevistas con varios jefes y colaboradores. Han sido las entrevistas más divertidas de mi vida: "¿Conoces a mi jefe?" Me decían sorprendidos. Y los jefes lo mismo:"¿Has hablado con fulanito?" Las descripciones que realiza Chalvin son completas y divertidas. Pongo un ejemplo:
El maestro Cortical Izquierdo opina del alumno Límbico Derecho:
  • Lo hace a propósito
  • No quiere conocer el significado de las palabras
  • Es tan afectivo
  • No se puede explicar sin añadir algo
  • No es lógico, ni racional
  • No debería decirlo pero son cerrados
  • Son simpáticos pero...
  • Pasa el tiempo charlando
  • No me escucha
  • Va a pedirme que se lo repita

El alumno Límbico Derecho opina del profesor Cortical Izquierdo:

  • Es demasiado fuerte para mí
  • No entiendo nada de lo que ha dicho
  • No puedo preguntarle
  • Se va a reir de mí
  • No tiene gracia
  • Ya ha visto mi error
  • Con él se trabaja todo el tiempo
  • No entiendo su letra
  • Lo he olvidado

Seguro que se ve reflejado en alguna de las descripciones. Un cerebro racional, lógico, técnico, focalizado en detalles, no se entiende con un cerebro creativo, lateral, comunicativo, holístico... Los dos cerebros no se entienden mutuamente. ¿Te has parado a pensar qué va a suceder en la evaluación de desempeño? El cerebro con una dominancia límbica derecha está perdido. Su jefe (en general) en vez de valorar la manera distinta en la que enfoca el trabajo va a destacar la incomprensión.

Su jefe no percibe que ante una pregunta aparentemente inconexa puede estar la preocupación de su colaborador de encontrar otra manera de hacerlo. No va a valorar su capacidad de comunicación.

Sólo si conoce el funcionamiento de los distintos cerebros será capaz de entender por qué su colaborador trabaja de esa manera. Pero para eso hay que saber qué sucede... en nuestro cerebro.