martes, 17 de marzo de 2009

SACKS DE NUEVO


Oliver Sacks ha vuelto a publicar, lo que casi siempre es una alegría. En este caso con un tema que a mi me parece fascinante: la música. Todavía no lo he podido terminar pero estoy disfrutando mucho. El título: "Musicofilia. Relatos de la música y el cerebro". Editorial Anagrama. Une dos de mis pasiones: el cerebro y la música. Siempre me ha parecido un misterio el que podamos componer música. Sobre todo en los casos geniales como Vivaldi, Mozart, Bach, o Tomás Luis de Vittoria... Siempre he sospechado que la respuesta sería la misma que recibí cuando hablé con una persona con una memoria privilegiada. ¿Cómo puedes recordar todo eso? La respuesta no era nueva: "La pregunta es ¿cómo evitarlo?"
Para mí la música esta siempre presente en mi vida. A veces demasiado presente porque mi esposa dice que estoy siempre canturreando o silbando, lo que puede llegar a ser muy molesto. No llego a los casos de "música automática" o "alucinaciones musicales" (espero) que comenta Sacks en el libro pero para parar la música tengo que hacer un esfuerzo de atención. Mi propia respiración me provoca música. En el libro se comenta la existencia de un ruido de fondo permanente. En mi caso mi zumbido de oídos es perfectamente audible. Durante unas pocas semanas llegaba a ser tan fuerte que me despertaba por las noches, lo que no es nada agradable.
Creo que el formar parte de un coro (Coral El Casar en You Tube, por si tenéis curiosidad) me complica el problema. En los ensayos repetimos mucho, en casa escuchando los midis una y otra vez, el cuarto de ensayo es muy pequeño para todos los que somos... En fin, que la música tiene un papel importante en mi vida y en el de parte de mi familia.
Acabaremos sabiendo cómo "fabricamos" música en el cerebro, incluso puede que porqué, pero espero que eso no nos quite el placer, el inmenso placer de emocionarnos con la música que nos gusta y que nos deja, literalmente, noqueados y felices.
Besos y abrazos.

miércoles, 4 de marzo de 2009

INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

A estas alturas de la película no vamos a descubrir las inteligencias múltiples de Gardner pero sí quiero comentar algo "curioso". Unos compañeros de InterManagement en México me propusieron reflexionar (gracias Cristina y Javier) sobre el modelo de inteligencias múltiples y el neuromanagement. Sobre todo qué inteligencia tiene que ver con qué hemisferio. En seguida di por supuesto que cada tipo de inteligencia coincidiría con un hemisferio (es lo bueno del reduccionismo). Resultó que no fue así. Cada inteligencia tenía su correlato en los dos hemisferios. Para no ser pesado veremos un solo ejemplo. La inteligencia verbal lingüística tiene que ver con el hemisferio derecho en la gramática y la exactitud de las palabras. La carga emocional de la palabra, la entonación y la comunicación no verbal están en el derecho. Esto nos pasó con todas las inteligencias. Parece claro que usar más inteligencia es usar todo el cerebro.

Cambiando de tercio os confesaré que a veces me da cierta fatiga la seguridad con la que los neurólogos lanzan el siguiente mensaje: concéntrate en tus puntos fuertes y olvida los débiles. Aunque te dediques a ellos no vas a lograr gran cosa... A pesar de la plasticidad de las conexiones cerebrales. Suelo pensar que es posible que sea cierto. Pero creo que no es menos cierto que esa pequeña mejora produce un gran alivio en su entorno. Tuve un jefe que era muy malo en sus relaciones sociales con sus colaboradores. El hombre se creía todo lo que leía... en ese sentido era difícil tratar con él. Fue a un curso de inteligencia emocional. Era penoso ver sus esfuerzos por llevarse mejor con nosotros. Nos metía en su despacho para charlar y a los dos minutos ya no sabía qué decir. Nosotros tampoco. Pero le agradecíamos el gesto y el esfuerzo. Y ese intento de mejora le hizo mejor persona y mejor jefe.

Como buen hemisferio derecho dominante sé que no domino la precisión de muchas palabras, sobre todo si no son de mi especialidad. No tengo claro que no deba esforzarme a la hora de mejorar ese defecto mío. Seguro que a poco que mejore dejaré de ver más cejas levantadas y más bocas abiertas.

Pues eso, sin obsesionarse, y a usar todo el cerebro.

Besos y abrazos