domingo, 27 de junio de 2010

DECÁLOGO DEL CEREBRO EN LA EMPRESA 2.

Mi amigo me sigue apremiando para que continúe el decálogo. Me temo que no tiene mucho éxito. El fin de curso, cuando tienes tres hijos, se llena de actividades a las que asistir... si no quieres que le las echen en cara en el lecho de tu muerte. Así que en pequeños huecos sigo reflexionando sobre la manera de introducir el funcionamiento del cerebro en las organizaciones. Empresas incluidas, claro. 


4. Dar las órdenes teniendo en cuenta la dominancia cerebral de nuestro interlocutor. Tendemos a comentar lo que hay que hacer en nuestra propia dominancia cerebral... por eso es dominancia, claro. Pero lo lógico es identificar la dominancia de nuestro interlocutor y comentar la orden en un ochenta por ciento en la dominancia contraria. La razón es que la persona que recibe la orden la gestionará desde su propia dominancia y le costará ver la contraria. Si hablo con una persona cuya dominancia es el hemisferio derecho, tendré que decirle que tenga cuidado con los detalles, porque su cerebro no los tiene en cuenta. 


5. Disminuya al mínimo los "raptos amigdalíticos", es decir, para entendernos, los "cabreos monumentales". Ante una amenaza podemos reaccionar "subiéndonos por las paredes" gracias a la adrenalina que nos proporcionan las amígdalas. Pero los hemisferios frontales tiene la labor de calmar y racionalizar las situaciones. No salte disparado. Espere. Deje que la energía cerebral llegue al neocortex. Anticipe lo que puede ir mal y actúe antes de que su sangre se cargue de adrenalina.
Piense que los enfados hacen que su gente se mueva en clave de supervivencia y actúen desde la zona límbica. Además el jefe que chilla queda etiquetado como un energúmeno. Y es que lo es.


6. Ayude a los jefes más jóvenes. El cerebro se acaba de formar a los veinticinco años. Los lóbulos frontales son los últimos que se forman y controlan la empatía y las reacciones límbicas de nuestro cerebro. Un jefe joven tiene dificultades para medir los impactos de sus palabras. Le cuesta entender que la gente piense desde otros postulados y tener razón. Ponga un coach a aquellos jefes que sólo lleven seis meses o un año mandando. Se ahorrará grandes disgustos.


Nos quedan cuatro consejos más. Mi amigo tendrá que seguir esperando. 


Besos y abrazos

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