domingo, 11 de septiembre de 2011

NUEVO CURSO Y MÁS MIEDO

Después de unos días en Nigrán, de bañarnos en las Islas Cíes (más de un cuarto de hora), de pasear y comer bien toca reintegrarse al trabajo. Un amigo me pasa un artículo sobre la mala educación de muchas personas en el trabajo, lo comentamos con un café delante, sin prisas, sin interrumpirnos... es verano. La vuelta al trabajo, para el que lo tiene o se lo inventa (como es el caso de los consultores) es una bendición y una maldición. Hemos pasado un verano angustioso con la economía del capital a punto de quebrarse y leyendo todo tipo de periódicos a ver por dónde salíamos. La sensación va más allá de cómo me quiero tomar lo que está sucediendo. Algunas cosas deberían de cambiar si queremos poder seguir disfrutando de la vida.
En los trabajos encontramos a las personas sobrecargadas y con mucho miedo. La frase más habitual es: "Chico lo estamos pasando fatal. No sé qué va a suceder".  Es el mundo del miedo. Puede ser que haya razones para tener miedo pero el pánico rara vez ayuda.Cuando el ambiente rebosa miedo es el paraíso de los psicópatas. Sin la prudencia más elemental se dedican a tensar las cuerdas y a  aterrorizar a las personas de su entorno. Tienen el campo abonado para su cosecha próxima.
Pero no podemos olvidar que a esa sensación de miedo tenemos que ponerle un límite. El cerebro asustado trabaja en clave de atacar y huir. Lo que todavía enrarece más el ambiente. No puedo solucionar problemas, estoy dedicado a sobrevivir. No puedo pensar en hacer negocio, estoy centrado en hacer pensar a otros que soy un enemigo difícil de batir. Y nuestro cerebro está muy bien entrenado para moverse en ese ambiente.
Sin un entorno de seguridad razonable el cerebro no dará sus mejores frutos. La creatividad necesita otras preocupaciones que no sean las de supervivencia.
A ver si nos dedicamos a rebajar esta sensación de miedo. Por nuestro propio bien.
Besos y abrazos

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