sábado, 8 de septiembre de 2012

MI CEREBRO, MI TRABAJO; MI TRABAJO, MI CEREBRO


Veo que últimamente estoy preocupado por la diversidad. Según releo algunas de las entradas del blog.
En estos días he trabajado con colectivos muy diferenciados y me ha asombrado la diferencia entre ellos y su homogeneidad interna. Aún así no creo que fuera como hace muchos años en los que resaltar era un peligro para la salud mental. "Si un clavo sobresale, machácalo". Somos más sutiles pero la presión hacia el "todos iguales" es muy fuerte.

Cuando hacemos selección de personal (poca) tratamos de encontrar los mejores candidatos. El perfil que se ajusta y se desarrollará mejorando ese ajuste. No es de extrañar que todos nos parezcamos tanto a nuestros colegas.

Luego está la presión del jefe. "Uno siempre acaba pareciéndose a su jefe". Se nos pegan sus manías y, a veces, sus genialidades y puntos fuertes. Al final el ambiente también influye. Me comparo con los demás y no quiero salir mal. Una copla flamenca dice:"El aire está lleno de mentiras/ el que diga que no miente/ que diga que no respira".

También influyen los procesos. Algunos ridículos por el nivel de detalle al que descienden. Capaces de paralizar una organización si se les siguiera al pie de la letra. Producción y servucción dejan poco espacio a la creatividad.

Pero al final aparece la excepción. Nos confundimos en la selección, el jefe es más abierto, el ambiente menos opresivo y los procesos no son la ley. Y allí está, como una amapola en un campo de trigo, la alegría de la excepción.

Besos y abrazos.

PD. Carlos Herreros ha sacado un libro que se llama Neuromanagement (con almohadilla delante). No lo he terminado de leer. Me falta poco. Es muy interesante y muy ameno. Tiene una visión amplia, generosa y muy actualizada. Muy recomendable

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